martes, 29 de septiembre de 2009

El sueño de todos








Es a lo máximo que puede aspirar un hincha del fútbol. Jugar una final de Copa Libertadores. Y ganarla.
Estudiantes fue un equipo fantástico por donde se lo mire. Línea por línea, con solides, siendo compacto y eficaz. Conducido por un técnico que resultó ser maravilloso.
Llegábamos a una final de Libertadores otra vez, después de 38 años, y sería nuestra 5ª final en este torneo que reúne a los mejores equipos de América, y es sólo comparado con la Liga de Campeones de Europa.
El partido en La Plata fue una fiesta apoteótica en las tribunas, en un estadio colmado de Pincharratas que queríamos volver a gritar Campeón. Que lindo es escribir: “volver a gritar Campeón”.
El partido lo dominó Estudiantes, va, toda la final la dominó Estudiantes…seamos sinceros, la Copa la dominó el Pincha. Pero el arquero brazuca estaba inspirado en la fría noche platense, y en el Único sacó todo lo que se le cruzaba. 0 a 0 terminamos luego de que ellos se comieran dos goles abajo del arco y se nos paralizaran los corazones.
La semana previa a la finalísima en Belo Horizonte se hablaba de que ya no podíamos hacer nada, que era muy difícil ganar allí. La verdad es que era difícil. Pero por lo bajo, todos nosotros sonreíamos y decíamos: “jeje, dale, sigan tirándonos abajo”. Es que la adversidad nos retempla.
El 15 de Julio, unos 5 mil Pinchas fueron testigos directos de la llamada “hazaña” del León. Fueron 90 minutos dominados de principio a fin por el team de Sabella, en donde hubo un sólo problemita: esa pelota que se desvía en el Chavo y se convirtió en el gol del Cruzeiro.
Pero este Estudiantes del Siglo XXI si algo tiene, es hambre de Gloria. Porque quiere volver a ser el multicampeón de los ´60. Y no tardó ni cinco minutos en emparejar el marcador, cuando Su Majestad abrió una pelota deliciosa para la subida de Cellay, que emulando a Marquitos Angeleri tiró un centro bárbaro para que la Gata marque el gol de su vida y nos devuelva las esperanzas.
Cuando el reloj marcaba 27´ el Pelado más grande del mundo envía un corner teledirigido a la cabeza de Boselli que marcó el gol más gritado del planeta, y se convierta en el goleador de la Copa.
De ahí en adelante el tiempo se detuvo. El reloj no quería seguir girando. Los minutos no pasaban más. Pero el Pincha aguantó bien, tranquilo, los últimos embates de los “casitricampeones” (¿les recuerda a algo?)
Cuando faltaba poco para el final, Caldera se dio el lujo de jugar el partido más importante de su vida. Merecido regalo para el goleador cerca del final de su carrera.
Y ya está, ya está decía el Narigón desde la cabina. Ya estaba, si carajo! Ya éramos Campeones de América. Casi sin darnos cuenta, el árbitro pitó el final y se nos vino el mundo abajo, si abajo, porque estábamos en la cima del mundo, en el cielo, junto con Zubeldía, Manera, Mangano, el Ruso Prátola. Las lágrimas llenaron nuestros ojos, y en un grito nos unimos con nuestras familias, amigos, conocidos: Vamos Pincha carajoo!!! Somos Campeones de América. Somos Campeones otra vez!!!

No hay comentarios: