jueves, 3 de enero de 2008

El Narigón




Carlos Salvador Bilardo. 16 de Marzo de 1939, 68 años. Es junto a la brujita uno de los máximos ídolos del club. Fue jugador y técnico pincharrata, y tiene un privilegio único e irrepetible: Es la única persona que estuvo vinculado directamente con todos los logros del club. Como jugador fue campeón metropolitano 1968, tricampeón de América ´68´69´70, campeón interamericano ´69 y campeón del mundo 1968. Luego como técnico albirrojo comandó al bicampeón del ´82 (metro) ´83 (nacional) aunque este equipo fue dirigido por Manera, eran prácticamente los mismos jugadores. Y creó la base de los campeones del ´06 (Tanque Pavone, Príncipe Sosa, Cacique Angeleri).
Que se puede decir de una persona que es un buen ejemplo a seguir. Como me inculcó mi vieja de chico (Bilardista como pocas, es fiel devota de todo lo que haga o diga su Carlos Salvador). “Vos tenés que ser como él, es médico, periodista, futbolista y técnico campeón de todo, y hasta tiene tiempo de formar una familia”, y que me dirá ahora que es ministro de deportes de la provincia. Mientras se haga con pasión, nada es imposible.
Carlos nació en el barrio porteño de La Paternal, y en el año 1958 debutó en la primera de San Lorenzo. Luego fue a jugar a Deportivo Español en donde estuvo desde 1961 hasta 1965, año en el cual llegó al Grande de la ciudad para instalarse para siempre. Después de su paso como jugador en donde ganó todo lo que se pueda ganar, en el año 1971 tomó las riendas del equipo pincharrata que no andaba bien, y nos salvó del descenso, y lo hizo ad honorem. Luego volvió en el ´75 y estuvo al mando de un equipazo que, invicto, quedó a un paso de la gloria. Después volvió en el ´82 para llevar adelante al bicampeón argentino que lo catapulto a la selección.
En aquel campeonato del ´82 deslumbró tanto su capacidad que fue convocado a dirigir a la selección luego de un paso por el mundial de España ´82 tan o más desilusionante que el mundial 2002.
Fue el mejor técnico que haya tenido la selección Argentina a lo largo de su historia, con un campeonato mundial en 1986, y un subcampeonato en 1990.
Luego de pasar su sabiduría por otros equipos y selecciones (Sevilla, Boca, selección de Libia entre otros) se dedicó de lleno al periodismo deportivo. Participa en programas en Fox Sports, es comentarista en diferentes partidos, tanto de la selección como los “clásicos del domingo”. También tiene su programa de radio en La Red, en donde la banda del pincha lo fue a buscar en 2003 para que vuelva en un momento en donde las papas quemaban. Y volvió, hasta que sea necesario. Vale destacar que el dinero que cobraría durante los primeros meses fueron destinados al hospital de niños. No es un grande, es gigante el narigón.
Y un domingo volvió el más grande, para que todos los pibes lo podamos disfrutar en el banco del pincha. Que tarde aquella, como olvidarla, si encima llenamos el basurero como nunca en la historia de ese reducto. Nunca vi a la gente como esa tarde, había muchas cosas, muchas emociones dando vueltas. Cuando esa nariz asomó por el túnel fue mágico, la gente de las plateas se puso de pie, y todos aplaudiendo a más no poder. Y fue atronador el “borombombom borombombom es el equipo del narigón”. A mi me temblaba todo, que le iba a hacer, si con todo lo que había leído y escuchado sobre este tipo ahora lo podía vivir en carne propia. Nadie se imaginaba que en ese momento se estaba gestando un trabajo que a largo plazo nos iba a dar la alegría más grande, Carlos le dio continuidad y confianza a jugadores que fueron estrellas en el Apertura 2006, como Sosa, Pavone, Angeleri, y a otros que si bien no estuvieron en ese equipo, llegaron a ser ídolos del club: Carrusca, Krupoviesa, Gelabert.
¿Qué más se puede decir del gran Carlos Salvador? Bueno lo dejo a criterio de ustedes en los comentarios. De mi parte: Carlos, muchas gracias por ser lo que fuiste, lo que sos, y todas las cosas que haces y decís que siempre nos dejan una enseñanza.
Y no se olviden que cuando se juega al fútbol, no hay amigos, lo único que sirve es ganar, al rival hay que pisarlo...

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